El Hinduismo como doctrina que alberga muchos y diversos cultos religiosos y también filosofías, tiene su fundamento en el proceso vital de alcanzar la liberación de cada ser humano mediante la comprensión de la verdadera naturaleza de la existencia y la toma de consciencia de una forma de conducta que le ayude a cumplir con su obligación y a evitar todo aquello que lo ate a una existencia superficial y no le permita alcanzar el fin último que es la liberación, provocando con ello que reencarnen en variadas formas, siguiendo en la rueda el Samsara
Según el hinduismo el propósito de la vida terrenal es purificar nuestros cuerpos y mentes para hacernos aptos para alcanzar la iluminación espiritual. Esto puede ser logrado a través de la práctica espiritual, la conducta recta y el servicio al prójimo y a la Divinidad.
Todos los seres vivos poseen, según el hinduismo, una esencia divina (Purusha) que se manifiesta mediante la naturaleza (Prakriti), siendo ambas realidades interdependientes para la manifestación de todo lo existente. Sin embargo es el ser humano el que debe ejercer una labor mayor para trascender, no así los demás seres vivos que tienen en sí mismos y de manera inconsciente su esencia y por lo mismo no pueden escapar de ella, sin embargo el ser humano sí puede y es por eso que surgen variadas doctrinas que otorgan los caminos o margas, por los cuales acceder a dicha esencia o no desviarse de ella.
Los seres humanos nacen con una facultad mental única, la de poder discriminar y elegir, lo cual se puede constituir como una bendición, pero también puede ser una maldición, toda vez que las elecciones crean conflictos o que se convierten en dilemas morales para una persona. Entonces, si bien el universo puede seguir de manera natural e incuestionable las leyes del Dharma, los seres humanos pueden elegir lo contrario.
Entre las muchas formas en que se manifiestan estas doctrinas o darshanas, se hace un especial hincapié en el uso de la mente como parte importante el proceso de conocimiento y de auto conocimiento, dado que esta función vital es la que tiene la posibilidad de dirigir la existencia humana, pero a veces no solo la dirige, sino que se convierte en la identidad propia, perdiendo con ello su calidad de instrumento. También ocurre que se configuran esquemas mentales, los que se definen como patrones organizados de pensamiento e ideas preconcebidas que surgen según nuestra forma particular de pensar y ver el mundo, la que además guía nuestras emociones y condiciona nuestra conducta de manera inconsciente, este esquema mental selecciona de forma automática los datos que penetran en nuestra conciencia y que son los que mejor encajan con las expectativas e ideas aprendidas propias, pero cuando los datos (o los otros) no se ajustan a estos estereotipos, se los considera sospechosos y se rechazan o se modifican y manipulan para que sean coherentes con nuestros prejuicios. También ocurre muchas veces que estas concepciones se quieran universalizar por afanes de poder, de riqueza o de fama y de ello tenemos muchos ejemplos en hechos de la historia humana, de las religiones y hoy, en la presencia de gobiernos y gobernantes que se auto declaran omnisapientes con sus esquemas mentales individuales.
En el desarrollo histórico del Hinduismo se establecen marcos conductuales éticos, que reciben el nombre de Dharma, se trata de preceptos morales, de derecho, de justicia, de bien, de ley, todas palabras apropiadas a nuestra mentalidad occidental para explicar este concepto fundamental de Dharma, aspectos que ciertamente constituyen lo que la sociedad hindú expone como marco conductual en los denominadas Dharma Sastras y que tienen que ver con el Dharma individual o Sva Dharma, pero en el hinduismo existe también un concepto más elevado de Dharma, el Sanatana Dharma, o la búsqueda de la verdad cósmica, de aprender la verdad sobre el universo, el lugar del ser humano en relación con la naturaleza, incluidas todas las cosas vivas y no vivas, asumiéndolo todo como parte de la misma ecuación cósmica, toda ella impregnada además por una conciencia superior, esto convierte al dharma entonces en un orden sociocósmico, lo que es parte integral de cada ser existente.
El ordenamiento político de la India se establece con la formulación de grupos humanos llamados castas y cada una posee su propio Dharma, entendiéndose con ello que cada uno puede alcanzar su liberación en el lugar y en la función en que le ha tocado existir, si cumple con los preceptos señalados en su Dharma Sastra. Estos Dharmas por casta incluyen las normas aceptadas de comportamiento, los procedimientos dentro de un ritual, las acciones morales, la justicia y las actitudes éticas, el derecho civil y penal, los procedimientos legales y la penitencia o el castigo, y directrices para una vida adecuada y productiva. El término Dharma también se aplica para regir instituciones sociales como el matrimonio, la herencia, la adopción, contratos de trabajo, procesos judiciales en caso de controversias, así como opciones personales, como el consumir carne como alimento y la conducta sexual, también establece conductas para hombres y para mujeres por separado. En la casta de los sacerdotes o brahmanes, se presentan incluso, cuatro etapas de la vida de este personaje, teniendo cada una su propio número de exigencias o Dharma para alcanzar finalmente la liberación o Moksha.
Los orígenes de estos preceptos los encontramos, como dijimos antes, en los Dharma Sastras, textos de origen humano que se elaboran a partir de los preceptos de los Vedas, la tradición, la conducta virtuosa de aquellos que conocen los Vedas, y la aprobación de la propia conciencia. El más antiguo Dharma Sastra conocido es las “Leyes de Manu” y constituyen comentarios que determinan conductas y tratados sobre los derechos, las responsabilidades y la ética de uno mismo, de la familia y del rol social que competa a cada uno(a) en su condición o estado. Estos textos incluyen los Purusharthas (finalidades propias de la vida), entre otros temas.
Los Purusharthas son los objetivos, los propósitos y los derechos que todos los seres poseen. La palabra alberga en su interior el concepto de Purusha que es la esencia fundamental impersonal e indeterminada que habita en todo lo existente, pero que no es nada de lo que habita, y la raíz Artha que significa causa, motivo, significado, noción y que se refiere a aquello que otorga seguridad en la vida, incluidos nuestros bienes, de esta manera, entonces, el concepto Purusharthas se podría entender como lo que la esencia universal que nos constituye nos otorga como pertenencia y como un derecho y que debemos entender y realizar en nuestra existencia.
Los Purusharthas son cuatro: Artha, Kama, Dharma y Moksha. Los dos primeros, la seguridad (Artha) y el placer (Kama), son comunes a todos los seres vivos, pero Dharma y Moksha son propios del ser humano, pues es mediante su proceso vital y siguiendo las múltiples enseñanzas y doctrinas que se plantean tanto en su Dharma individual como en su Dharma Universal, que habrá de conseguir su liberación o Moksha.
ARTHA.
Artha significa cuidar las necesidades materiales y sociales de uno y se traduce en ganar dinero, reconocimiento social, poder, control o su equivalente. La búsqueda de Artha le da a uno una sensación de seguridad, representa entonces todas las formas de seguridad en la vida y es una de las dos búsquedas que los seres humanos comparten con todos los seres vivos. Todo ser vivo busca la seguridad en una forma apropiada según las características y la condición de cada uno. Todos los animales poseen un sentido de inseguridad y quieren estar seguros, sin embargo, su actitud y comportamiento están controlados por un “programa” auto-integrado y su sentido de seguridad está contenido. Muy distinto es para los seres humanos, pues para ellos no hay un final para el anhelo de la seguridad y de los bienes que precisa para ello y toma la forma de riqueza, de poder, de influencia y de fama e independientemente de cuanto se acumule, la inseguridad aún continúa, porque se la pretende satisfacer con lo externo y porque al no estar dirigida por el Dharma, termina respondiendo a aspectos superfluos, ajenos a la naturaleza propia o a causas traumáticas inconscientes.
KAMA.
Kama se define como el derecho al placer, al gozo y podemos decir que todos los resultados de la búsqueda de la seguridad (Artha), también se pueden ver como Kama, porque también dan una sensación de placer. Sin embargo, Kama implica la búsqueda de placer referido principalmente a los placeres sensuales. Representa las diferentes formas de placer sensual y todos los seres vivos buscan lo placentero a través de los órganos de los sentidos de que disponen. Los seres de los reinos no humanos buscan lo que están programados para disfrutar directamente y de forma simple, en cambio en el ser humano esta búsqueda es más compleja. Los deseos instintivos se hacen más complejos por ser personales, cada persona vive en su propio mundo subjetivo, con su propia valoración de lo que le gusta y lo que le causa aversión, entonces la variedad es infinita y diversa, y los gustos y aversiones personales, propios o inducidos, dictaminan los placeres que se buscan y los que se evitan o rechazan.
Puesto que en los seres humanos el esfuerzo por la seguridad y el placer no está controlado de forma instintiva como en los animales, sino que es guiada por estos valores personales, se hace necesario para las sociedades humanas mantener un sistema de normas que sea independiente de los valores subjetivos de cualquier individuo y ahí encontramos nuevamente la necesidad del Dharma.
En su verdadero sentido, Dharma debería ser la base de Artha y Kama en el ser humano. Si el humano persigue a Artha y Kama con Dharma en su centro, sus esfuerzos no solo lo ayudarán a evolucionar como un ser humano responsable, sino que inevitablemente beneficiará a la sociedad en general.
Cada vez que Artha y Kama adquieren una importancia excesiva para los humanos, consciente o inconscientemente, se desvían de las leyes del Dharma y esto crea conflictos, desavenencias, abusos, sufrimientos que son evidentes tanto en los individuos como en la sociedad en general, dándose lugar a las pasiones de codicia, deseo, celos e ira, las que dan lugar a todas las formas de conflictos y disturbios sociales.
DHARMA.
A lo que ya se ha dicho con respecto a este tema, hay que agregar que el Dharma es un orden superior intrínseco, es decir pertenece a nuestra biblioteca etérica o ancestral cósmica, está incluido en nuestra configuración, por ejemplo, la compasión y la empatía forman una parte extremadamente importante del Dharma y son naturales en nuestro comportamiento, la ausencia de presunción, la ausencia de hipocresía, decir la verdad, la inocuidad o incapacidad para hacer daño, la acomodación, la franqueza y el respeto por todos los seres de la tierra, todos estos aspectos y otros más están incluidos en nosotros, nacemos con ellos, pero a veces es la cultura, la experiencia, los esquemas mentales que derivan de ello, lo que nos lleva a transformarnos y a perder la senda. El Yama Ahimsa (no violencia), por ejemplo, es considerado como un Dharma absoluto, por lo tanto no hace falta una disposición que lo impulse o lo aconseje, sin embargo, porque se nos pierde, surge como un Dharma que debemos aprender a hacer consciente de nuevo.
Todo lo que existe en el planeta tierra, otros planetas, el sistema solar, las galaxias y, de hecho, en todo el universo está gobernado y sostenido por las leyes del Dharma, un Sanatana Dharma que no hace falta transcribirlo en un manual
Veamos otro ejemplo de Dharma tomado desde el Bhagavad Gita cuando nos habla del Karma Yoga, allí se dice que uno tiene la capacidad de elegir las acciones que realiza, pero que el individuo no gobierna los resultados de estas acciones, al ser muy diversas e impredecibles, entonces se hace hincapié en una acción desinteresada que no está influenciada por los gustos y las aversiones de uno y que no se hace en pos de un resultado, entonces lo que derive de esta acción libre se acepta como Prasada (regalo de Dios), ya sea deseable o indeseable, no importa, y esto permite al individuo enfocarse completamente en la acción sin permitir que su mente se vea afectada por la ansiedad y la euforia o la emoción que sea, la que inevitablemente incidirá en las consecuencias, además esta acción abierta a cualquier resultado nos permite la actualización permanente de todo nuestro potencial. Y esta actitud es normal en nuestra etapa de inocencia, en nuestra infancia, pro después la perdemos, nos enseñan a perderla y ahí comienzan los problemas y las frustraciones.
También el Dharma, como se dijo antes, son todas las normas que controlan las diversas acciones ante la facultad humana de elegir, para que no se nos vuelvan en contra o nos esclavicen. Y no sólo las metas elegidas han de ser permisibles, sino los medios para conseguirlas también han de adecuarse a ciertos valores. Estas normas pueden agruparse en lo que se ha llamado la ética, entendida como el conjunto especial de valores que controlan la elección individual de las acciones y también se dan en los preceptos que erigen las diversas religiones que se han creado, todas ellas dictan las normas morales que precisan los medios correctos e incorrectos para conseguir la seguridad y el placer y muchas otras cosas.
Nosotros también usamos el concepto de “sentido común” para referirnos a una normativa intrínseca, casi intuitiva, que nos lleva a actuar de una forma apropiada, esto también es una manifestación de este Dharma natural que todos llevamos dentro, por lo tanto ese “sentido común” es un tesoro que alberga al Atman individual y que ante su encuentro toda norma social es secundaria y a la larga innecesaria. Así entonces podríamos hablar de una ética sagrada incorporada en nuestra esencia que es el regalo que conduce nuestro camino.
De acuerdo al dharma, la acción humana tiene un resultado desconocido y no visible y un resultado tangible e inmediato. El resultado no visible o desconocido de la acción se acumula en la cuenta del que realiza la acción en forma sutil y, con el tiempo, fructificará, de forma tangible como una experiencia agradable o desagradable. El resultado sutil de una acción apropiada fructifica como placer y el resultado sutil de una acción impropia fructifica como dolor.
MOKSHA.
El último Purushartha es la meta de la liberación, Moksha. Y Moksha es el último Purushartha porque se convierte en una búsqueda directa solamente cuando se han analizado las limitaciones inherentes en los tres primeros objetivos o derechos.
Para entender Moksha, la liberación, es extremadamente importante entender a Brahman, tal como lo entienden los Vedas. Brahman es la base de la creación. El Creador o Dios que es tanto la causa inteligente como la causa material y final de todo lo que existe. La energía primordial impersonal, sin forma, desprovisto de todo atributo distintivo, sin poder ser descubierto por el raciocinio, ni ser revelado, que manifiesta el Purusha y el Prakriti y en todo permanece, esto significa que lo divino, lo sagrado, lo trascendente no está separado del mundo, está dentro de cada uno(a) y adentro de todo. Entonces el conocimiento de la propia conciencia plena se hace una con Brahman y a ello se llama Moksha. Descubrir a Brahman como uno mismo es Moksha. Este descubrimiento es de enorme importancia ya que trae consigo una profunda sensación de satisfacción que es difícil de expresar con palabras (Samadhi). Interesante acotar que en otras religiones, como el judaísmo, el cristianismo y el islam, por ejemplo, “Dios”, lo divino, lo trascendente, tiene la condición de Creador del universo y todo lo que hay en él, lo que lo ubica, en cierto modo, fuera de este mundo que él ha creado, por lo tanto acceder a él es ir fuera de uno.
Tanto la liberación (Moksha), como el Dharma son propósitos distintivos del ser humano que no son compartidas con otros seres vivos, la liberación es un asunto consciente de sólo algunos pocos. Estos pocos reconocen que lo que quieren no es más seguridad o más placer sino la libertad en sí misma, libertad de todos los deseos. Cuando una persona madura analiza sus experiencias descubre que detrás de sus búsquedas dharmicas de la seguridad y el placer, existe un deseo básico de ser libre de toda insuficiencia, de ser libre de la incompletitud en sí misma, un deseo básico que incluso ni todo el Dharma, el Artha o el Kama pueden satisfacer.